Obispo de Arecibo responde “María no entregó a su hijo a cambio de dinero, eso lo hizo Judas Iscariote”

«María no entregó a su hijo a cambio de dinero, eso lo hizo Judas Iscariote. María permaneció junto a su Hijo hasta en la cruz, hasta el final, poniendo en riesgo su propia vida por estar junto a Él».
De este modo, el Obispo de Arecibo, Monseñor Daniel Fernández Torres, respondió a la ofensiva comparación de la Virgen María con una mujer que “alquila su vientre”.
Las declaraciones del Obispo se dan faltando sólo días para la inauguración del Santuario Diocesano Virgen del Perpetuo Socorro que se llevará a cabo este sábado, 27 de junio, desde las 9am, en el Barrio Cocos de Quebradillas. Ese día, la Diócesis de Arecibo contará por primera vez con un Santuario dedicado a su Patrona, la Virgen del Perpetuo Socorro.
“María renunció a todo, incluso a sí misma, para convertirse en la esclava del Señor. Siendo la Madre de Dios Hijo, pudo haber exigido todo, mas sin embargo, aceptó desde el pesebre hasta la cruz, permaneciendo junto a su hijo en el exilio de Egipto, en la oscuridad de la noche, cumpliendo la voluntad de Dios hasta el fin. Es inconcebible semejante ofensa de, pretender comparar a quienes entregan a sus hijos a cambio de dinero, violentando de este modo la dignidad humana de los hijos de Dios, con quien despreció toda riqueza, pues encontró en su hijo el mayor Tesoro, Dios mismo en su vida”, sentenció el Obispo. Al mismo tiempo afirmó que la inauguración del Santuario será también un acto de desagravio a la Virgen por todas las ofensas recibidas.
De igual modo, el Obispo reiteró que el deseo de un hijo no da “derecho” a un niño, pues los niños son seres humanos con derechos propios, incluyendo el derecho de todo niño a un padre y una madre. En esa línea, reafirmó que “un ser humano nunca es objeto de compra venta”.
Al respecto, recordó sus declaraciones públicas tras la aprobación del nuevo Código Civil: “Resulta contradictorio una sociedad que prohíbe la adopción de niños a cambio de dinero y lo repudia con firmeza como ‘trata humana’, mientras permite la compra y venta de seres humanos mediante la procreación asistida y el alquiler de vientres. Parece que hace falta recordar que de la unión de un óvulo y un espermatozoide humano nace un niño humano, igual de digno que un niño concebido de otro modo, a pesar de haber sido procreado de un modo que hiere su dignidad».
En esa línea, el Obispo aclaró que aún cuando no mediara paga, como cuando se recurre al vientre de un familiar, no se justifica moralmente. “Es lamentable la cantidad de embriones que mueren en los intentos por lograr un solo nacimiento a través de estas prácticas, además de aquellos que son destinados al congelador o tratados como ‘excedentes destinados a morir cuando ya las personas que encargaron su ‘fabricación’, obtuvieron la cantidad de niños que deseaban ‘adquirir’”, amplió.
“Ante las injusticias contra los seres humanos más indefensos, los niños concebidos, resuena la voz de San Pablo en las conciencias: ‘Todo está permitido, pero no todo me hace bien’ (1ra Cor 10,23). La sabiduría de nuestros antepasados añadía que ‘el fin no justifica los medios’», subrayó.