Destacan la pureza en la fiesta Patronal

"Adonde no hay amor, pon amor y sacarás amor"

Destacan la pureza en la fiesta Patronal

2021-06-28 Señora del Perpetuo Socorro 0

Recordando las palabras de Jesús “Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios” (Mt 5,8), el Obispo de Arecibo, Monseñor Daniel Fernández Torres, recordó la importancia de rescatar la virtud de la pureza.

Las declaraciones se dan como parte de la Misa en la fiesta a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Patrona de la Diócesis de Arecibo, celebrada ayer en el Santuario Diocesano en Quebradillas. Ese día, también se conmemoró el primer aniversario del Santuario Diocesano dedicado a esta advocación.

Durante la homilía, el Obispo recordó precisamente que a María se le llama con el título de “Virgen” y a San José, como su “castísimo” esposo. Explicó que en el Antiguo Testamento, el José que interpretó los sueños del faraón y salvó al pueblo del hambre es figura de lo que sería en el futuro San José, pues el José anterior prefiere ser encarcelado antes de faltar a la pureza y a la castidad cuando la esposa de su amo se le ofreció.

Agregó que la castidad se define como “un aprendizaje del dominio de sí mismo que es a la vez una pedagogía de la libertad humana”, pues el ser humano o aprende a dominar sus pasiones o se vuelve esclavo de ellas, llegando a actuar como los animales. En esa línea, puntualizó que “todo bautizado está llamado a la castidad”. En el caso de los matrimonios, explicó que la castidad conyugal implica “vivir la sexualidad según el modo determinado por Dios al crearla, viviendo la fidelidad y siendo relaciones abiertas a la vida”.

Como consecuencia de vivir la pureza, citó que “de los que son como niños es el reino de los cielos” (Mt 19,14). Agregó que “la pureza anticipa la resurrección gloriosa: contemplar el rostro de Dios y estar con él en comunión eterna en el cielo”.

En contraste, enumeró como contrario a la castidad: la lujuria, la masturbación, la fornicación, la pornografía y la violación.

Al respecto, insistió que es necesario poner en práctica la virtud de la castidad, en los momentos difíciles que se viven hoy, cuando “hay quien lo compara con los tiempos de Sodoma y Gomorra”. En particular, subrayó que ideologías como la del género, pretenden robar la inocencia a los niños, al hacerles creer que no se nace niña o niño. “Hemos llegado al colmo de la estupidez humana, de lo absurdo”, reiteró.

Afirmó que no basta con “amar a Dios” platónicamente, de forma abstracta, pues existen dos mandamientos directamente relacionados con no cometer actos ni deseos impuros. “Porque amo a Dios, es que precisamente voy a vivir como él diga. La impureza derrumba el alma, la aleja de Dios”.

Por ello, puntualizó que al haber sido rescatados y redimidos por Jesús, “queda de nuestra parte” alejarse de las ocasiones de pecado, confesarse con frecuencia, comulgar frecuentemente para fortalecerse en la lucha contra el pecado y pedir el socorro de la Virgen María “cuando sentimos que vamos a caer”.