Profesión Temporal en el Monasterio Madre de Dios

“De repente llegará a su santuario el Señor a quien andan buscando” (Mal 3,1).


El pasado domingo 2 de febrero, en la fiesta de la Presentación del Señor, nuestro obispo, Monseñor Alberto Figueroa Morales, presidió la Santa Misa en el Monasterio Madre de Dios en Manatí, donde tuvo lugar la profesión temporal de Sor Andrea María de los Sagrados Corazones de Jesús y María, Monja Dominica de Clausura, quien prometió su entrega total a Dios en la vida contemplativa.
En su homilía, el Obispo destacó cómo la presencia de Dios se revela en el silencio y la búsqueda fiel, recordando que muchas veces “Dios no grita, ni pega voces en la plaza”, sino que se deja encontrar en la oración profunda, en el silencio, como ocurrió con Simeón y Ana en el templo. También resaltó la vida contemplativa como un testimonio que ilumina a toda la Iglesia: “Ese amor por la casa de Dios tiene un atractivo especial para quienes son llamados a una vocación fuerte al servicio divino”. A la vez que recordó que Dios sigue llamando almas que, como ellos, permanezcan en fidelidad y esperanza, anunciando la luz de Cristo en medio del mundo.
Siendo el monasterio lugar donde se puede lucrar la indulgencia plenaria, por motivo del Año Santo del Jubileo, al concluir la celebración, el Obispo impartió la Bendición Apostólica, prenda de copiosos dones divinos; con la cual los fieles presentes pudieron obtener la indulgencia plenaria, siempre y cuando se cumplan las condiciones habituales: confesión sacramental (unos días antes o después), comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.
En este camino jubilar, acogemos la invitación del Papa Francisco, quien exhortó a vivir nuestra vocación con plenitud: “El camino de la vida consagrada está hecho de adoración y servicio”.