Mensaje del Obispo de Arecibo, Daniel Fernández Torres, Frente a la Fortaleza en San Juan, Puerto Rico, como parte de la Marcha por las 2 Vidas, el 28 de septiembre de 2018

Buenas tardes a todos.
Hemos marchado hasta aquí como el Cirineo, acompañando a Jesús, cargando su cruz, por el camino hasta el Gólgota, uniendo a la cruz de Cristo nuestras fatigas, nuestras historias personales, y también el dolor de todos los niños que son asesinados mediante el crimen abominable del aborto en Puerto Rico.
El grito de los miles de niños que han sido y siguen siendo brutalmente asesinados en nuestro país, cerca de nosotros, no puede quedar olvidado o ignorado por todos los que podemos levantar nuestras voces para denunciar la injusticia.
Tampoco puede pasar inadvertido el grito silencioso, en la conciencia de todos los que pueden hacer algo. Todos ellos están llamados, interpelados desde lo más profundo de su corazón, a tomar acción.
Cada vida que se salva de las garras del aborto vale la pena. Cada vida tiene un nombre y es querida y amada por su Creador, pues dice la Biblia que “mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. Mi embrión tus ojos lo veían, en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún exista uno solo de ellos”. (Sal 139,15-16)
Hoy, le pedimos aquí, ante la Fortaleza, al gobernador de Puerto Rico, que escuche nuestro clamor y dé paso a una ley que proteja la vida de los niños en el vientre de sus madres, los más pequeños de los pequeños, aquéllos que no se pueden defender.
Levantemos las manos al cielo y unámonos en oración: “Ilumina Señor con tu poder, las conciencias de todos los puertorriqueños, para que podamos ser la voz de los que no tienen voz. Trae la paz al corazón de todas la madres que en este momento están enfrentando un embarazo inesperado, para que puedan conocer cuánto tú las amas, pues les has regalado el don de la maternidad, del que están llamadas a ser custodias, y a ser reflejo de ese Amor tan grande tuyo, en la vida de sus hijos. Que el amor y el ejemplo de tu Madre, María, las ayude a comprender que al igual que Ella te recibió en su vientre, tú has dicho que lo que “hicieron a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron”. (Mt 25,40) Que puedan todas ellas escucharte a ti, escuchar a tu corazón, en el latido del corazón de sus hijos.
Ayuda, Jesús, también, a todas las madres que equivocadamente se practicaron un aborto, para que puedan acudir a tu perdón misericordioso y reciban de ti el consuelo por la muerte de sus hijos.
Finalmente desde aquí, Señor, te pedimos que ilumines a todos los legisladores y al gobernador de Puerto Rico, para que puedan realizar todas las acciones que les sea posible para proteger a los niños en el vientre materno y a sus madres, incluyendo este proyecto de ley que ponemos en tus manos, de modo que se puedan salvar vidas de la trágica muerte del aborto.
Imparte Señor tu bendición sobre todos los manifestantes, y sobre todos los que defendemos la vida. Bendición que recibimos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.