Pacientes cristianos desamparados

"Adonde no hay amor, pon amor y sacarás amor"

Pacientes cristianos desamparados

2020-08-14 Coronavirus Cristianos Desamparados 0

P. Gabriel Alonso Sánchez

Actualmente la normativa hospitalaria en nuestra isla es que cualquier persona contagiada o sospechosa de contagio de Covid-19 no puede ser visitada.

Los sacerdotes tenemos prohibido entrar al lugar donde se encuentran los pacientes de Covid-19. Ya hemos tenido la experiencia de un familiar que nos pidió visitar a un paciente sospechoso y la visita nos fue impedida por la administración del hospital. ¡Qué tristeza!

Para nosotros los cristianos católicos, la asistencia de un sacerdote en medio de la enfermedad, es más importante que la comida o las medicinas del cuerpo.

Deberíamos llorar al fijarnos cómo la mayoría de nosotros miramos a los contagiados con ojos de sospecha y de miedo pensando que nos pueden transmitir el virus. No olvidemos que esta situación pudo o puede ser la nuestra. Recordemos que son nuestros hermanos, ¡no los abandonemos!

A lo largo de la historia eclesial ha habido santos que se han caracterizado por ofrendar su vida en beneficio del prójimo, siguiendo el ejemplo de Cristo. Mencionemos a dos de ellos: San Maximiliano Kolbe y el Padre Damián. Este último fue voluntariamente a la isla de Molokai donde enviaban a los leprosos. Allí los escuchaba, los curaba, los tocaba y abrazaba, aun sabiendo que se podía contagiar. Cuando, en efecto, Dios permitió que adquiriera la lepra, continuó sirviendo con gran afán apostólico, compartiendo ahora aquella enfermedad que le había conducido a levantar la mano para servir a sus hermanos.

De alguna manera, hoy los enfermos del novel virus son los “leprosos modernos”. En tiempos del Padre Damián no había cura para la lepra como tampoco hoy hay cura para el Covid-19. Sepamos, mis hermanos, que hoy, como en aquel tiempo, también hay sacerdotes que levantan su mano voluntaria para asistir espiritualmente a los contagiados. Es importante resaltar que en otros países sí es posible que los sacerdotes voluntarios visiten a los enfermos y hay testimonios realmente edificantes.

Escuchemos un eco de las palabras de Jesús que brota desde cada rincón donde se encuentra un contagiado: “Hermano, hermano, ¿por qué me has abandonado?”.